A finales de
noviembre de 1943, el otrora invencible ejército alemán no había podido vencer
a Inglaterra gracias a los pilotos de la RAF, de quienes Churchill dijo en un
memorables discurso en la Cámara de los Comunes: “Nunca en el ámbito de los
conflictos humanos, tantos hombres le han debido tanto a tan pocos”. En el
frente ruso también estaba sufriendo serios reveses. Después de haber estado a sólo
30 kilómetros de Moscú y ya en las calles de Stalingrado, ahora sus soldados se
batían en retirada en territorio de Ucrania. En la batalla del Dniéper, una de las
más gigantescas y sangrientas que registra la historia de la humanidad, había
habido más de 2 millones de muertos por ambas partes al final de la misma.
Ahora las tropas soviéticas estaban a sólo 300 kilómetros de la frontera polaca,
y no pararían hasta llegar a Berlín. En el norte de África las divisiones Panzer
de Rommel habían sido desalojadas por los aliados que ahora ocupaban todo el
Magreb. Esto último dio lugar al desembarco de tropas estadounidenses y
británicas en Sicilia, y luego en la península itálica, librando una feroz
batalla con los ejércitos nazis en Montecassino, haciéndolos retroceder cada
vez más. Italia ya se había rendido a los aliados, rompiendo su pacto con el
Eje. Mussolini que había sido apresado por el Rey Vittorio Emanuele III de
Italia, fue liberado por Hitler, y lo puso en Milán como jefe del gobierno de
la República Social italiana que gobernaba sólo el norte de Italia. La
liberación del dictador italiano se llevó a cabo el 12 de setiembre de 1943 en
una espectacular operación efectuado por 12 planeadores que accedieron a la
cumbre del inexpugnable Hotel Campo Imperatore, situado junto al Gran Sasso de
más de 2500 metros de altura en los Apeninos, al cual se tenía acceso sólo por
funicular y liberaron a Mussolini. La operación fue ejecutada por Otto Skorzeny,
ingeniero y coronel austriaco perteneciente a las SS que recibió la orden de
rescate directamente de Hitler. Por esta operación se hizo famoso, y más tarde se
ganó el título de “el hombre más peligroso de Europa” por los aliados. A este mismo hombre, el señor de la guerra
alemán, presa de furia por la situación general en todos los frentes, le ordenó
matar al “trio”, como él los llamaba. La oportunidad se iba a presentar a
finales de noviembre de 1943, pues los servicios secretos de los alemanes se
habían enterado de la reunión que iban a tener Stalin, Roosevelt y Churchill en
Teherán entre el 28 de noviembre y el 1° de diciembre de 1943.
Otto Skorzeny
Después de
la invasión nazi a la Unión Soviética en junio de 1941, Irán fue ocupado por el
norte por tropas soviéticas y por el sur por los británicos con el fin de
preservar el suministro de petróleo, todo ello con la aceptación del Shah Reza
Pahlevi. La capital Teherán fue elegida por Stalin como punto de reunión para
la conferencia por su relativa cercanía a Moscú, aunque había el peligro que en
el país hubiera numerosos agentes secretos nazis, por lo que se debía tener la
mayor precaución posible para garantizar la seguridad de los líderes mundiales.
Por sugerencia de Stalin, la reunión iba a tener lugar en la embajada de Rusia
que colindaba con la de Inglaterra, por lo que hubo que romper muros y
habilitar un pasaje entre ambas embajadas, ya que Churchill se alojaría en la
legación británica. El problema de seguridad que tenía que resolver Stalin –ya
que era el anfitrión- era el alojamiento de Roosevelt, puesto que su embajada
quedaba a varias cuadras de la soviética y tendría que pasar por calles
estrechas, donde podían agazaparse espías nazis. Stalin entonces invitó a
Roosevelt para que se aloje en la embajada rusa, ubicada en un extenso campo
con varios edificios de ladrillo blanco. Una de esas mansiones se destinó para el
presidente estadounidense. Roosevelt aceptó por motivos de seguridad, el cual
consistía además en cuatro filas que acordonaban el perímetro, resguardado por
ametralladoras y artillería antiaérea. Mientras esto ocurría, el servicio de
espionaje nazi, había descifrado el código de la marina norteamericana,
enterándose así, de la fecha exacta de la conferencia. Ernst Kaltenbrunner era
el Jefe de la Oficina Central de Seguridad del Reich y el encargado de
supervisar la operación a la que se denominó “Long Jump”. Lo primero que hizo
fue enviar a seis agentes secretos para que indaguen el lugar donde debía
producirse el atentado.
Muy lejos de allí, en los bosques de
Rovno en Ucrania, Paul Siebert primer teniente alemán, conversaba con su
locuaz, y alegre amigo Ulrich von Ortel, comandante de la unidad de asalto de las SS. Ortel, bebido,
le prometió presentarle nada menos que a Otto Skorzeny, y le contó que pronto
viajaría con Otto a Irán donde se reunirá el “Gran Trío”. “Lograremos una
hazaña similar al rescate de Mussolini, pero será un “Salto Largo” ¡Eliminaremos
a Roosevelt, Stalin y Churchill, o raptar alguno, con lo cual invertiremos el
curso de la guerra! Partiremos formando varios grupos que ahora ya se entrenan
en Copenhague”. Moscú recibió la advertencia ese mismo día. Lo que no sabía Ulrich von Ortel, era que Paul
Siebert no era alemán sino ruso, y que su verdadero nombre era Nikolai
Kuznetsov, el legendario agente de inteligencia soviético.
Nikolai Kuznetsov
El servicio de inteligencia ruso se
puso en acción inmediatamente, enviando a Teherán al agente secreto Gevork
Vartanián. Él formaba parte del servicio de inteligencia ruso desde los 15
años. Su padre también fue un agente secreto soviético, trabajando en Persia
con la cobertura de ser un acaudalado comerciante. Ahora, a los 19 años, le
encargaron la misión más importante de su vida: frustrar el atentado de Teherán.
Lo primero que hicieron él y sus agentes al llegar a Teherán, fue detectar a un
grupo de paracaidistas alemanes que habían aterrizado a pocos kilómetros de la
ciudad. Eran seis paracaidistas debidamente entrenados en radiotelegrafía y
espionaje. Se alojaron en una finca previamente acondicionada por la
inteligencia nazi. Todo ese grupo era estrechamente vigilado por Vartanián. Los
mensajes que los alemanes emitían a Berlín fueron interceptados y descifrados,
enterándose así, que estaba por embarcarse un segundo grupo, que eran los
encargados de eliminar al “Trío”. Al mando de ese grupo, venía Otto Skorzeny.
¿Qué método emplearían para lograr su objetivo? ¿Serían los mismos que
utilizaron en el rescate de Mussolini?
¿Cómo harían para franquear cuatro cordones de seguridad armados hasta los
dientes? Era una barrera infranqueable, pero ¿Acaso no había sido también
reconocido por todos, que el acceso al Gran Sasso era infranqueable, y sin
embargo Skorzeny lo hizo? Era muy peligroso esperar que los acontecimientos
avanzaran. Ya que no se sabía cómo iba a ser el atentado, había que detenerlo.
Vartanián y su grupo allanaron la finca donde se encontraban los alemanes y los
detuvieron, allí encontraron muchas armas y equipos de comunicación. Al grupo
de agentes alemanes los obligaron a trabajar para los rusos, haciéndolos enviar
mensajes falsos a Berlín. Según lo que contó después Vartanián, tenía muchas
ganas de atrapar a Skorzeny, pero el “Gran Trío” ya se encontraba en Teherán y
el riesgo estaba llegando a su punto más crítico, por lo que deliberadamente
hicieron enviar mensajes al servicio secreto alemán, informando que habían sido
descubiertos. Kaltenbrunner
que tenía a su cargo la supervisión de la operación “Salto Largo”, se abstuvo
de enviar al segundo grupo de agentes con Skorzeny al mando, y la operación se
canceló.
Gevork Vartanián
Epílogo
La Conferencia de Teherán se llevó a cabo sin incidentes, a excepción de las reiteradas
peticiones de Stalin de que se abriera un segundo frente en el oeste, porque
sentía que Rusia estaba soportando el mayor peso de la guerra en ese momento.
El principal objetivo que se gestó allí, fue la operación “Overlord” que dio
lugar al desembarco de tropas aliadas en Normandía el 6 de junio de 1944, el día D.
Ernst Kaltenbrunner El Jefe de la Oficina Central de
Seguridad del Reich, encargado de supervisar la operación “Long Jump”, fue
capturado por los aliados al finalizar la guerra y entregado al Tribunal
Internacional Militar para ser procesado en Nuremberg. Se le encontró culpable
de Crímenes de Guerra y Crímenes contra la humanidad, por el asesinato
en masa de civiles en los territorios ocupados a manos de los nazis. Por estos cargos, fue condenado a morir
en la horca el 16 de octubre de 1946.
Otto Skorzeny “El hombre más peligroso de Europa”,
fue todavía protagonista de varias acciones importantes. En setiembre de 1944
Hitler lo llamó a la “Guarida del Lobo” para que lleve a cabo una misión
secreta. Debía impedir que el regente de Hungría, el almirante Miklós Horthy se
rindiera a los rusos. En Budapest se dirigió al hotel donde el hijo de Horthy
estaba negociando la rendición, detuvo a los partisanos y también al joven
Horthy. El padre, temiendo por la vida de su hijo, decidió no rendir Hungría
ante los rusos.
En octubre de 1944, Skorzeny fue llamado nuevamente por Hitler a su cuartel general, esta vez su misión era infiltrar
soldados alemanes vestidos con el uniforme norteamericano para sabotear las
líneas enemigas antes de lanzar el ataque de las Ardenas. Con 80 hombres que
hablaban inglés con fluidez, 14 jeeps y 60 carros camuflados, se insertaron
detrás de las líneas enemigas, desviando las tropas en los cruces de las
carreteras hacia sitios indebidos, y creando la mayor confusión posible. El objetivo
de la ofensiva de las Ardenas, era hacer retroceder a los aliados hasta el
puerto de Amberes y echarlos del continente. Al final, la ofensiva alemana se
detuvo por falta de combustible para hacer avanzar a los enormes tanques nazis
Tiger II.
Un mes antes de la rendición de
Alemania, Skorzeny fue a Viena a indagar por su familia. El 8 de mayo de 1945
se entregó a los aliados. Detenido, fue juzgado en el juicio de Núremberg… pero
no hubieron pruebas suficientes de haber cometido actos de lesa humanidad, por
lo que se le declaró inocente; sin embargo, fue internado en un campo de
desnazificación, del cual escapó a España con la ayuda de ex oficiales de las
SS, se estableció en Madrid en julio de 1948, y trabajó representando a
empresas alemanas de acero. Se sospechaba que había hecho escapar a criminales
de guerra nazis a España, utilizando la organización ODESSA creada por miembros
de las SS. También estuvo en Bolivia y Argentina contactando a Josef Mengele y
Adolf Eichmann entre otros nazis que vivían en la clandestinidad, llegando a
ser consejero de Juan Domingo Perón. En los años 50 bajo la protección de la
dictadura de Franco, trató de formar un ejército de carácter anti comunista,
pensando que pronto se iba a desatar una guerra mundial contra Rusia. Murió en
Madrid el 7 de julio de 1975 a los 67 años de edad. Sus restos fueron
trasladados al panteón familiar en Viena.
Gevork Vartanián Permaneció en Teherán con los nervios templados y bajo
inmensa tensión hasta que los tres líderes regresaron finalmente a sus países.
Durante el resto de la guerra y muchos años después, su identidad se mantuvo en
el anonimato. Recién el 20 de diciembre de 2000, él y su esposa Goar que
también formaba parte del grupo de agentes, fueron condecorados con la orden de
la Guerra Patria, la orden de la Bandera Roja, la orden de la Estrella Roja, la
medalla Estrella de Oro de Héroe de la Unión Soviética, y con motivo de su
octogésimo aniversario, se le otorgó la orden Por los Méritos a la Patria, por
su valor en combate, y por el reconocimiento a los méritos logrados durante la
Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría.
Gevork Vartanián
Gevork
Vartanián se reunió en Moscú en el 2007 con Celia Sandys,
nieta de Winston Churchill, en un emotivo encuentro en que la señora Sandys
agradeció a Vartanián el haber salvado la vida de su abuelo.
Celia Sandys y Gevork Vartanián
Gevork
Vartanián falleció en Moscú el 27 de enero de 2012 a los 87 años de edad. A su
sepelio acudió el Primer Ministro de Rusia Vladimir Putin, quien presentó sus
condolencias a la viuda Goar de Vartanián. El Presidente de Rusia Dimitri
Medvédev le rindió homenaje al héroe con estas palabras:
«Un
legendario agente de inteligencia, un genuino patriota de su país, una
brillante y extraordinaria persona... Tomó parte en extraordinarias
operaciones, que permanecerán en la historia de los servicios de inteligencia
rusos. Su muerte es una irreparable pérdida para su familia y para todos
aquellos que lo conocieron y apreciaron a este legendario hombre».
Edgar Cáceres Escobar
Lima, julio de 2015
Referencias: Hitler's Plot To Kill the Big Three – Laslo
Havas
Wrecking the plan to kill Stalin, Roosevelt y Churchill - Gevork
Vartanián, Yuri Plutenko
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